Primero que todo, quería felicitarlas por tanta convocatoria que tuvo esta edición, y lo contentos que se ven los chicos con la propuesta.
MAIRA: Gracias, estamos muy contentas con el resultado del proyecto.
SILVIA: Exactamente, nos pone orgullosas ver el gran avance en los niños.
¿Para qué creen que este espacio les sirve a los chicos?
S: El espacio es un espacio de liberación, de poder hablar. Les sirve para ser auténticos, para hablar de sus miedos, de sus expectativas, de las expectativas que tienen los demás sobre ellos y les sirve para reflexionar sobre lo que los rodea, para cuestionar, para encontrar respuestas, para ver más allá de lo que está dado como lo correcto y nada más.
M: Considero que es un espacio preciado para los chicos. Lugar para liberarse de caretas y mostrarse tal cual son, tal como piensan. Expresarse libremente, liberarse, llenarse de la mirada del otro, sentirse valorado, validado. Es un espacio personal y grupal de crecimiento, de contención, de acompañamiento.
¿Cuál era su objetivo de los encuentros? ¿Lo lograron?
S: El objetivo nuestra era hacer que los chicos empezaran a valorar la pregunta, a cuestionar lo que estaba dado por sentado. Inicialmente la finalidad principal era que se prendieran a algo diferente, y eso fue logrado ampliamente. En cada encuentro nos fuimos llevando y llevando experiencias de ellos y aprendizajes. La realidad es que cada encuentro estaba planeado de una manera y nunca fue el rumbo que nosotros teníamos el que tomó, tomaba otros totalmente diferentes y mucho más profundos, y resultó en muchísimo más aprendizajes que si hubiéramos querido implementar solamente los objetivos que teníamos para ese encuentro.
M: Tal cual, el objetivo principal al momento de plantearnos la propuesta del proyecto de Filosofía era poner a la pregunta o la duda en el centro, para que ellos valoraran hasta dónde los llevaba el hecho de cuestionarse cosas que el común denominador considera como algo absoluto, o que existe una única verdad. En el camino descubrimos un universo de interrogantes que nos llevaban y traían de una postura a otra gracias a sus fundamentaciones, a sus experiencias enriquecedoras, a los debates que se generaban clase a clase a través de los tópicos. Siento que hubo un crecimiento muy grande, fue superador a los objetivos iniciales.
¿Cuál fue el desafío más grande que se les presentó en el proyecto?
M: Considero que el desafío más grande que se nos presentó creo que fue la forma de cautivar a los chicos… Porque generalmente se interpreta a la Filosofía como algo intangible, lejano, supremo… Cuesta pensarla como una cotidianidad, como que está en todo lo que hacemos, pensamos, elegimos… Y sentirse parte, filosofar, cuestionarse es salir un poco de la estructura normal de pensamiento. Abrirse, compartir pensamientos, fundamentar, coincidir, escuchar, comprender, son procesos más profundos, lentos, que requieren de mucho respeto.
S: Yo creo que el desafío más grande que tuvimos en el proyecto fue relacionar la filosofía y mostrarles a los chicos que esta no eran solo nombres importantes ni frases célebres, que iba mucho más allá de eso, que se puede hacer filosofía en cualquier momento de la vida, y que tiene una razón, un propósito, y tiene una apertura de mente con la que no contamos en los espacios comunes, digamos. Entonces nuestro desafío por ahí fue ese, encontrar una forma más allá del método planificado, un método que ya había sido probado por una persona muy dedicada a lo que era la filosofía, como es Matthew Littman. Pero nosotros queríamos ir más allá, queríamos mezclar lo que ellos ya tienen y lo que les gusta, que es el juego, con lo que es empezar a reflexionar. Además, otro desafío fue poder hacer nuestra pregunta de rigor, que era si volverían el próximo sábado, y que siempre la respuesta fuera eufóricamente sí.
¿Cuál fue el cambio más significativo que vieron en los niños?
S: Bueno los cambios se fueron viendo encuentro a encuentro. Al principio tuvimos que trabajar mucho lo que era el tipo de pregunta. Ellos hacían preguntas cerradas, que tuvimos que ir cambiando. Luego comenzaron a hacer preguntas mucho más profundas. En ellos vimos cambios en su manera de expresarse, el empezar a tener seguridad a la hora de dar su respuesta, su opinión, poder crear un marco en el que ellos pudieran fundamentar lo que pensaban. Las familias marcaron mucho, porque nosotros les hicimos encuestas al finalizar la primera etapa del proyecto y marcaban mucho que se notaban los cambios en ellos en el día a día. Había más diálogo, más respuestas por parte de ellos justificadas, fundamentadas y había más el preguntar por qué y para qué de algunas cosas en el hogar.
M: Tal cual, el cambio más significativo que vimos en los chicos fue su apertura. Notamos un gran cambio a la hora de formular una pregunta, eso refleja el crecimiento y la evolución de cada niño… descubrieron que saber preguntar nos lleva a un universo de respuestas y a poder ir más profundo. Las preguntas dejaron de ser cerradas para poder convertirse en abiertas y encontrar un abanico de respuestas, más significativas y sustanciosas
¿Una anécdota bonita que puedan contar que tuvieron dando los debates?
S: Bueno, como anécdota, no sé si tan bonita, pero sí es una experiencia muy rica, porque uno se da cuenta que el taller tiene su porqué y su para qué. Es la de una niña que, más allá de contar su experiencia personal y de decir que ella nunca había tenido un espacio donde hablar, no había tenido amigos, y ahí podía contar lo que pensaba, lo que sentía, decir que el taller era su espacio de libertad. Entonces, para mí fue como un como un hito, como un momento realmente, más allá de la situación, de decir, algo estamos haciendo bien.
M: Anécdotas tenemos muchas. Divertidas, profundas, elocuentes. Si creo que una muy linda fue uno de los últimos encuentros, dónde trabajamos simultáneamente varios tópicos y cada niño pudo expresar lo que sentía y lo que vivía. Los debates que surgieron, escuchar sus posturas fundamentadas, descubrir que ellos sienten que es un espacio seguro y confiable nos dio una felicidad enorme, porque sentimos que estamos en el camino adecuado. Más allá de la anécdota que expresa mi co-equiper, que fue tan significativa, ¡que creo jamás en mi vida voy a olvidarla!
Si tuvieran que describir la experiencia en una palabra, ¿cuál sería?
S: Si tuviera que describir esta experiencia, diría aprendizaje, porque para mí es un aprendizaje constante de ida y vuelta, tanto de ellos como de nosotros, así que lo definiría así.
M: Si la tuviera que definir en una sola palabra diría APERTURA, creo que de todo tipo. De cabeza, de emociones, de conectar, de experimentar, de conocerse, de liberarse, de tomar las experiencias de los demás, de compartir, de coincidir, de discernir, de permitirse, de aprender, de no juzgar. Es un aprendizaje infinito.